Durante un discurso pronunciado en Kaliningrado, Vladimir Putin, presidente de Rusia, manifestó que anualmente 40,000 personas mueren en dicho país a consecuencia del consumo de vodka falsificado.Ante tal circunstancia , Putin ha expresado que " la mejor forma de resolver ese problema es conseguir que el Gobierno imponga de hecho el monopolio estatal sobre el alcohol."
Seguramente esa sea la peor forma de resolver el problema o la mejor forma de Putin de expresar su ignorancia. En primer lugar, es muy probable que la circulación masiva de vodka falsificado se deba a la ausencia o inacción de las autoridades sanitarias rusas competentes. Ello, desde luego, resultado de un aparato estatal en crisis, al mismo que ahora se le encargaría la estratégica misión de producir vodka para bienestar de sus alcóholicos ciudadanos. En segundo lugar, la estatización del vodka de ninguna manera evitaría la comercialización de los productos falsificados. La evidente informalidad en dicho mercado desde luego continuaría, pues no son eficaces los controles sanitarios antes mencionados. En tercer lugar, los reales perjudicados por el nuevo monopolio estatal serán los empresarios que actualmente comercializan vodka verdadero y los consumidores que están dispuestos a adquirirlo.
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